“Los personajes y los símbolos grabados en la roca han quedado invariables defendidos de la destrucción de los conquistadores españoles, a través de un silencio sagrado, esos hombres del otro lado del Atlántico, que vinieron desde el Este, como Quezacoatl y Kukulkan, los dioses o héroes míticos esperados en el siglo XVI.
Los mexicanos de ahora no se sienten depositarios de esos secretos que han sido legados de boca a oreja, por miles y miles de años.
Los han estudiado durante medio siglo, allí en las rocas talladas de los tres continentes; pero después de 500 años (1492-1992) empiezan a sentir que ya es hora, que unidos en una sola raza nueva, empiecen a descubrir y dar a conocer los mensajes eternos que encierran sus montañas, sus huacas, sus templos sagrados.
El pacto de silencio ha terminado; todos están relevados del juramento ancestral; hay que seguir investigando para que la oscuridad se vaya definitivamente y se haga la luz de los nuevos tiempos.”
“El Valle Sagrado de Tepoztlán”; Daniel Ruzo
Los mexicanos de ahora no se sienten depositarios de esos secretos que han sido legados de boca a oreja, por miles y miles de años.
Los han estudiado durante medio siglo, allí en las rocas talladas de los tres continentes; pero después de 500 años (1492-1992) empiezan a sentir que ya es hora, que unidos en una sola raza nueva, empiecen a descubrir y dar a conocer los mensajes eternos que encierran sus montañas, sus huacas, sus templos sagrados.
El pacto de silencio ha terminado; todos están relevados del juramento ancestral; hay que seguir investigando para que la oscuridad se vaya definitivamente y se haga la luz de los nuevos tiempos.”